Epilepsia
Áreas Terapéuticas

Sobre Epilepsia

La epilepsia es un trastorno neurológico y la comprensión de este trastorno se vuelve fundamental en la gestión que las personas pueden llevar a cabo a corto y largo plazo. Los datos epidemiológicos expresan y muestran que los afectados son de distintas edades, pero que la epilepsia afecta especialmente a niños, adolescentes y personas mayores.

15 min

Aquí vas a encontrar todo lo que necesitas sobre epilepsia:

Sabías que...

  • La epilepsia afecta a más de 50 millones de personas en todo el mundo.

  • La epilepsia afecta a hombres y mujeres por igual.

  • Con el tratamiento correcto, hasta el 70% de las personas con epilepsia pueden disfrutar de una vida plena.

  • La epilepsia es el tercer trastorno neurológico más común en la vejez.

Entendiendo la epilepsia

Causas

La epilepsia es un trastorno neurológico crónico en el que grupos de células nerviosas, o neuronas, del cerebro a veces transmiten señales anormales y provocan convulsiones. Hay diversas causas y mecanismos de desarrollo de la enfermedad, pero globalmente en alrededor 50% de los casos, la causa sigue siendo desconocida. En otros casos, las causas de la epilepsia pueden describirse como: estructurales, genéticas, infecciosas, metabólicas e inmunitarias.

Las causas de la epilepsia varían con la edad y algunas personas en quienes la causa de epilepsia es desconocida pueden tener una forma genética de la enfermedad.

Algunos genes pueden estar asociados con la epilepsia, o el modo en que algunos genes actúan en el cerebro pueden dar lugar a la epilepsia.

Causas Comunes de Epilepsia según la edad:

  • Anomalía congénita o cambios genéticos con malformación cerebral asociada

  • Daño cerebral causado por lesiones prenatales o perinatales (p. ej. asfixia o mala oxigenación, trauma en el nacimiento o bajo peso al nacer)

  • Niveles bajos de azúcar, calcio o magnesio en la sangre u otros problemas de electrolitos

  • Errores congénitos del metabolismo

  • Hemorragia intracraneal

  • Uso de fármacos durante el embarazo

  • Fiebre (convulsiones febriles a temperaturas altas)

  • Infecciones cerebrales (p. ej., meningitis, encefalitis o neurocisticercosis)

  • Enfermedades congénitas (síndrome de Down, esclerosis tuberosa y neurofibromatosis)

  • Algunos síndromes genéticos

  • Trauma craneal

  • Ictus

  • Enfermedad de Alzheimer

  • Trauma craneal

Diagnóstico

Saber si una persona está teniendo un ataque y diagnosticar el tipo de ataque o síndrome de epilepsia puede ser difícil. Hay muchos trastornos que pueden provocar cambios en el comportamiento y que pueden confundirse con epilepsia. Dado que el tratamiento de crisis depende de un diagnóstico preciso, asegurarse de que una persona padece epilepsia y saber de qué tipo, es un primer paso crítico.

El examen neurológico es una etapa clave en el diagnóstico.

La historia clínica y el examen neurológico son la base para el diagnóstico de las crisis y, por lo tanto de la epilepsia. Con frecuencia el médico pide una evaluación de laboratorio (pruebas), pero estas se consideran pruebas de diagnóstico adicionales. Los análisis de sangre se utilizan para comprobar su estado de salud general y para detectar cualquier otra afección médica que pueda ser la causa de la epilepsia.

La historia de las características de la enfermedad es el primer paso importante en el diagnóstico.

Tras conocer la historia clínica de la persona, el examen neurológico es una etapa clave en el diagnóstico, y poder identificar o localizar patologías cerebrales. El examen físico general es también importante para determinar si la persona tiene alguna afección subyacente. Por ejemplo, unas marcas anormales en la piel podrían indicar un trastorno neurocutáneo en el que la epilepsia es común, como la esclerosis tuberosa o la neurofibromatosis.

Aun con descripciones precisas de los acontecimientos, a veces son necesarias otras pruebas para saber más del cerebro, de lo que causa los acontecimientos, y ver dónde se localiza el problema. Las pruebas más comunes son:

Un electroencefalograma (EEG) es una prueba para detectar anormalidades en la actividad eléctrica del cerebro. Las células nerviosas (o neuronas) se comunican produciendo señales eléctricas. Para realizar una prueba de EEG, los electrodos se colocan sobre el cuero cabelludo para detectar y registrar patrones de esta actividad eléctrica y comprobar las anormalidades, tales como puntos focales u ondas (consistente con epilepsia focal o parcial) o puntas-ondas difusas bilaterales (consistente con epilepsia generalizada).
Dado que la incidencia de las anormalidades cerebrales varían de acuerdo con los distintos estados de consciencia de la persona, un EEG rutinario incluye preferiblemente distintas fases cerebrales, concretamente la vigilia, somnolencia y sueño.

La monitorización simultánea con video-EEG durante horas o días aumenta la probabilidad de un mejor diagnóstico, dado que puede diferenciar un ataque epiléptico de un acontecimiento no epiléptico. Esto es así porque el EEG puede ser consistentemente normal en personas con epilepsia, especialmente si los ataques se inician en el lóbulo frontal o temporal del cerebro.

El diagnóstico de epilepsia es realizado por el médico basándose en la información dada por el paciente y por el EEG, que deberá considerarse una confirmación del diagnóstico y no un medio de diagnóstico per se.

La Tomografía Axial Computarizada (TAC) y la Resonancia Magnética (RM) son medios importantes de diagnóstico (complementarios del examen clínico y el EEG) en la evaluación de una persona con convulsiones. Estas técnicas de obtención de imágenes neurológicas son especialmente sensibles a lesiones estructurales del sistema nervioso central [SNC].
Las imágenes de resonancia magnética utilizan un campo magnético fuerte y ondas de radio para crear imágenes de tejidos, órganos y otras estructuras en el interior del cuerpo visualizadas en un ordenador. Este examen puede revelar si hay una causa estructural para la pilepsia.

El examen mediante las imágenes de RM no es doloroso, pero puede producir mucho ruido, y algunas personas se sienten muy incómodas teniendo que permanecer en un espacio limitado durante cierto tiempo. El técnico de radiología que lleva a cabo el examen puede tener que inyectar a la persona (en la mano o en el brazo) un contraste inocuo para poder visualizar mejor tejidos y vasos sanguíneos en la imagen procesada por el ordenador.

Algunas personas desarrollan alergias a este contraste, por lo que el técnico debe preguntar al paciente su historial de alergias. Durante el examen, el paciente debe evitar moverse y permanecer quieto, de lo contrario la imagen será borrosa y dificultará la interpretación del médico.

En el examen de toda la fase de diagnóstico, el médico puede recoger y analizar información de diversas formas, incluyendo una descripción precisa del acontecimiento de ataque sospechado y el uso adecuado de pruebas complementarias, que son fundamentales para obtener una clara diferenciación de la epilepsia de otras condiciones clínicas que se manifiestan también por convulsiones.

Crisis

Según la clasificación de la International League Against Epilepsy de 2017, las crisis se describen generalmente en tres grupos principales, dependiendo de donde comiencen: inicio focal, inicio generalizado e inicio desconocido. El lugar en el que comienza la crisis se conoce como el inicio de la crisis.

La crisis afectan a las funciones cerebrales.

Hay varios millones de células nerviosas en nuestro cerebro responsables de transmitir señales eléctricas entre sí, contribuyendo todas ellas al funcionamiento correcto del cerebro. La interrupción o sobrecarga de estas señales puede dar lugar a crisis, y estas afectan consiguientemente a las funciones cerebrales, como estado de ánimo, memoria, movimiento, entre otros.

Lo que sucede durante una crisis depende de qué parte de su cerebro se ve afectada.

Hay diversos tipos de crisis, cuyos efectos dependen de la parte del cerebro afectada. En algunos casos, se permanece alerta y consciente del entorno, mientras que en otros se pierde el conocimiento. Las sensaciones o movimientos pueden ser inusuales, o bien, puede experimentarse rigidez, caída al suelo y convulsiones.

Es importante diferenciar entre crisis y epilepsia, ya que las crisis pueden ser síntoma de otros problemas médicos, como hipoglucemia o convulsiones febriles en niños pequeños.

Para comprender mejor las crisis epilépticas y su clasificación, es útil saber que el cerebro está dividido en dos hemisferios, cada uno con cuatro lóbulos responsables de distintas funciones.

Las crisis epilépticas se describen generalmente en tres grupos principales.

Según la clasificación de la International League Against Epilepsy de 2017, las crisis se describen generalmente en tres grupos principales, dependiendo de dónde comiencen: inicio focal, inicio generalizado e inicio desconocido.

Las crisis epilépticas pueden empezar en un hemisferio (inicio focal) o afectar a ambos hemisferios desde el inicio (crisis generalizada). El lugar en el que comienza la crisis se conoce como el inicio de la crisis.

El término focal se utiliza en vez de parcial para ser más preciso cuando se habla de dónde aparecen los ataques, y aproximadamente el 60% de las personas con epilepsia tienen ataques focales.

Los ataques focales se originan dentro de una red neuronal limitada a un hemisferio que podría afectar a una gran parte de un hemisferio o a un área pequeña en uno de los lóbulos.

Lo que sucede durante un ataque focal depende de qué área (lóbulo) del cerebro se ve afectada, y de si el ataque se difunde y afecta a otras áreas.

Algunos ataques focales implican movimientos, denominados síntomas motores, y algunos implican sensaciones inusuales denominadas síntomas no motores.

Ataques que comienzan simultáneamente en ambos hemisferios del cerebro.

Afectan a todo el cerebro y causan, en la mayoría de los casos, pérdida del conocimiento.

Este episodio puede durar desde unos pocos segundos a algunos minutos, y no se recuerda lo sucedido.

Similares a los ataques focales, estos ataques pueden clasificarse de acuerdo con manifestaciones motoras o no motoras.

Cuando no se conoce el lugar de inicio de un ataque, recibe actualmente el nombre de ataque de inicio desconocido.

Un ataque también podría denominarse de inicio desconocido si nadie lo ha visto, por ejemplo cuando el ataque se produce de noche o en una persona que vive sola.

A medida que se obtiene más información, un ataque de inicio desconocido puede diagnosticarse más tarde como ataque focal o generalizado.

No todas las crisis pueden ser fácilmente definidos como focales o generalizados. Algunas personas experimentan crisis que empiezan como crisis focales pero luego se extienden a todo el cerebro.

Se les llama crisis tónico-clónicas focales a bilaterales (antes conocidos como crisis tónico-clónicas generalizadas secundarias). Las crisis pueden variar de una persona a otra, y tener epilepsia no significa que se sepa qué tipo de crisis se experimenta.

Lo que ocurre después de una crisis difiere de una persona a otra. Algunas personas se recuperan inmediatamente después de un crisis, mientras que otras pueden necesitar minutos a horas para sentirse como antes de la crisis. Durante este tiempo, pueden sentirse cansadas, somnolientas, débiles o confundidas.

Factores que pueden desencadenar una crisis

  • No tomarse la medicación correctamente

    Tomar la medicación para la epilepsia con regularidad y de acuerdo con las instrucciones del médico es esencial para mantener un nivel estable del medicamento en la sangre. Varios estudios demuestran que saltarse dosis del medicamento para la epilepsia aumenta el riesgo de desarrollar una crisis epiléptica.

  • Fatiga y falta de sueño

  • Uso de alcohol y drogas

  • Luz fuerte y parpadeante

    (3 de cada 100 personas con epilepsia tienen convulsiones desencadenadas por luces parpadeantes o luces con patrones brillantes. Este fenómeno se denomina epilepsia fotosensible).

  • Ciclo Menstrual

    Algunas mujeres con epilepsia tienen mayor susceptibilidad a ataques en determinados periodos del ciclo menstrual.

  • Saltarse Comidas

  • Padecer una enfermedad que conlleve temperatura elevada

    Algunas personas dicen que pueden tener más crisis cuando tengan infecciones que den lugar a fiebre alta.

Estos son factores que pueden desencadenar una crisis en personas con epilepsia.

  • En otras palabras, ciertos "desencadenantes" pueden provocar una crisis epiléptica.

  • No son la causa directa de la crisis, pero aumentan la probabilidad de que ocurra un ataque.

  • No todas las personas tienen estos "desencadenantes" de crisis epilépticas, y un factor que puede provocar un ataque en una persona puede no afectar a otras de la misma manera.

  • Sin embargo, es útil tener en cuenta algunos factores comúnmente mencionados por personas con epilepsia que pueden desencadenar un ataque epiléptico.

  • Conviene recordar que cada caso es único y que no todas las personas con epilepsia reaccionan de la misma forma y que no todas las crisis son desencadenadas por los mismos factores.

Entendiendo la epilepsia: aspectos prácticos y mitos que desterrar

Descubre más contenidos sobre epilepsia

1. Parkinson's Foundation. Understanding Parkinsons. Available at: https://www.parkinson.org/understanding-parkinsons [Accessed October 2023].
2. America Parkinson Disease Association. What is Parkinson. Available at: https://www.apdaparkinson.org/what-is-parkinsons/symptoms/ [Accessed October 2023].
3. European Parkinson’s Disease Association. About Parkinson's. Available at: https://www.epda.eu.com/about-parkinsons/ [Accessed October 2023].
4. European Parkinson’s Disease Association. Intimacy, sex and sensuality. Available at: https://www.epda.eu.com/living-well/wellbeing/relationships-and-communication/intimacy-sex-and-sensuality/ [Accessed October 2023].
5. ParkinsonsDisease.net. Dry Mouth, Another PD Symptom. Available at: https://parkinsonsdisease.net/answers/dry-mouth-pd-symptom/ [Accessed October 2023].

Share this content

Send through