Conducir es una parte importante de la vida cotidiana para mantener la independencia, la autonomía y la calidad de vida1,2. Es importante que las personas piensen en cómo sus síntomas motores y no motores, así como los efectos secundarios de la medicación y el momento de su administración, podrían afectar su capacidad para conducir13. Un médico es la persona indicada para valorar si una persona puede o no conducir1,3. Utilizar equipos especiales de movilidad o conducir coches con más espacio, dirección asistida o funciones automáticas puede facilitar la conducción a las personas con párkinson1. También hay que tener en cuenta las obligaciones legales y/o en materia de seguros1.