Para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (EP) se dispone de diferentes opciones que actúan sobre los síntomas y que ayudan a mejorar la situación clínica y la calidad de vida.1

El tratamiento de la EP debe ser individualizado, en función de los signos, síntomas, edad, gravedad y trastornos asociados que cada persona experimenta:1-4

  • Para los síntomas motores el fármaco clave es la levodopa, que en el cerebro se transforma en dopamina. Se suele administrar junto a otros fármacos que favorecen su acción.
  • Inhibidores de la MAO-B/COMT: aumentan los niveles de dopamina.
  • Agonistas de la dopamina: activan los receptores a los que se une la dopamina para poder realizar su función.
  • Anticolinérgicos: activan otro tipo de receptores implicados en la sintomatología.
  • Amantadina: aumenta la liberación de dopamina.
  • También se disponen de fármacos para tratar síntomas no motores como el estreñimiento, alteraciones del sueño, etc.

Además de todo lo mencionado, es recomendable un manejo multidisciplinar de la enfermedad, con la realización de terapias complementarias: ejercicio físico, fisioterapia, logopedia, terapia cognitiva, terapia ocupacional, etc.1