La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa crónica y progresiva. Afecta de forma distinta a cada persona. 1

    • Algunas personas tienen evolución más estable con poco deterioro en muchos años.
    • Otras, desarrollan discapacidades en etapas tempranas.

Ante la incapacidad de predecir con certeza el curso de la EP, lo importante es reducir los síntomas, prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.1

No obstante, en la EP se dispone de un arsenal terapéutico para los síntomas que permite una atención individualizada y ajustada al momento de la enfermedad para mejorar su situación clínica y la calidad de vida. Además, el manejo multidisciplinar de la enfermedad con la realización de terapias complementarias como ejercicios, fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional, estimulación cognitiva, apoyo psicológico y otras cuyo objetivo es conseguir una mayor autonomía e independencia de la persona, suponen un complemento para intentar enlentecer la progresión de la enfermedad.2-4