Tanto el alzhéimer como la enfermedad de Parkinson (EP) son enfermedades que dan lugar a que los pacientes desarrollen síntomas cognitivos que muchas veces se pueden interpretar como debido a la edad, aunque la afectación neuronal de ambas enfermedades es muy diferente.1

Los pacientes con EP pueden presentar lentitud en el pensamiento o cambios en su razonamiento, memoria o concentración, y algunos desarrollarán deterioro cognitivo y/o demencia.2 El deterioro cognitivo asociado al párkinson es diferente al que se produce en la enfermedad de Alzheimer, afectando a las funciones ejecutivas (funciones que nos permiten planificar, ordenar, organizar y analizar las actividades diarias), atención, o función visoespacial (dificultad para medir las distancias); mientras que en el Alzhéimer el deterioro se centra en la pérdida de la memoria y de la habilidad del lenguaje.1,2 En general, los pacientes con párkinson están más centrados, orientados y razonan, aunque lo hagan muy despacio.3,4

La aparición de demencia en la EP se relaciona con la edad y el tiempo de evolución de la enfermedad. A mayor edad y tiempo de evolución, mayor riesgo de desarrollo de demencia3 y aparición de síntomas neuropsiquiátricos, como cambios afectivos, alucinaciones (principalmente visuales) y apatía (falta de emoción o motivación).4