Los síntomas iniciales de la enfermedad de Parkinson suelen ser leves y de instauración gradual, pero al ser una enfermedad neurodegenerativa y progresiva, no va a evolucionar igual en todos los pacientes.1,2

El comienzo suele ser asimétrico, y esto se va a mantener a lo largo de toda su evolución, permaneciendo el lado de comienzo más afectado.1

Al principio, los pacientes pueden presentar síntomas depresivos, pérdida de olfato, estreñimiento o alteraciones del sueño, siendo también frecuente el dolor en el hombro del lado en el que comenzaron los síntomas. Otros síntomas característicos de esta etapa son el aumento de la sudoración y los cambios cutáneos. Además, algunos pacientes pueden presentar dificultad para concentrarse.1

Los familiares pueden percibir una pérdida de expresividad facial, mayor lentitud al caminar, con pasos más cortos y sin balancear uno de los brazos. El paciente lo va a notar al realizar tareas como la firma de documentos, o en la disminución del tamaño de la letra al escribir. También puede tener más dificultad para afeitarse o abrocharse los zapatos o botones, o incluso para girarse en la cama o levantarse de ella. En cuanto al temblor, suele comenzar en una extremidad superior, y posteriormente extenderse a la extremidad inferior del mismo lado.1,2