Por un lado, sabemos que la edad es el factor de riesgo más establecido de la enfermedad de Parkinson (EP).1 De hecho, es el segundo trastorno neurodegenerativo más común relacionado con la edad2, afectando en países industrializados a entre el 0,3% y el 1% en personas mayores de 60 años, y alcanzando el 3% en los de 80 años o más.1

No obstante, si nos preguntamos por la afectación en función del sexo, cada vez es más evidente que la EP difiere en mujeres y hombres. Un dato común a la mayoría de los estudios realizados es la mayor prevalencia de EP en los hombres respecto a las mujeres.1

  • Investigaciones recientes apuntan a que el riesgo de desarrollar esta patología es dos veces mayor en los hombres que en las mujeres; aunque las mujeres experimentan una progresión más rápida de la enfermedad.2
 

Desentrañar cómo la EP afecta de forma diferente a los dos sexos podría permitir el desarrollo de intervenciones adaptadas y programas innovadores que satisfagan las distintas necesidades de hombres y mujeres, mejorando la atención a los pacientes.2